domingo, 13 de mayo de 2012

Sólo esbocé una sonrisa.

Un día común, como cualquier otro, sin algo en particular que lo hiciera diferente a los demás. El tiempo transcurría y los pétalos de una flor que la semana anterior había comprado, comenzaron a caer. Al tiempo que se acercaba el atardecer y con él, la taza de café que siempre acostumbré tomar siempre a la misma hora.


Todo pasaba conforme a la rutina, algo me decía que estaba eso por cambiar. Recibí una llamada que me tomó por sorpresa y también me entusiasmó mucho. Era una viejo mejor amigo de quién no sabía de el tiempo atrás. Nuestra charla se extendió por poco más de 3 horas hasta que notamos que el tiempo se había esfumado frente a nosotros. Acordamos ir al billar a pasar un rato agradable y seguir reviviendo nuestras anécdotas juntos. Al otro día cada uno llegó puntual al billar dónde íbamos siempre. Tomamos unas cuantas cervezas y continuamos jugando, platicando y riendo.


El decidió contarme su historia, la cual me pareció conmovedora. Ya que el se enamoró de ella cuando la conoció, así pasaba el tiempo hasta que el amor entre ellos dos floreció, para convertirse en un noviazgo plagado de felicidad y amor a su máximo esplendor. Cuando terminó de narrar su experiencia, le contesté que sólo quería algo así como lo de él. Le platiqué que estaba soltero pero que también me había enamorado de alguien no me lograba explicar el porqué de ese sentimiento por ella.


Mi historia comienza así, le dije. La conocí por accidente en la escuela, aunque por azahares del destino nunca la había conocido antes hasta ese día. Mala suerte. Cuando la conocí, sólo pensé: Que bonita es. Nunca me llegué a imaginar que de ella me iba a enamorar. Empezamos a platicar, conocernos, convivir a pesar de las circunstancias. Me empezó a gustar, no por su belleza que no tenía comparación, sino porque no podía encontrar algo que me llegara a disgustar para que me dejara de atraer. Así fue como empecé a caer rendido a sus encantos que me dejaban perplejo con el paso de los días, quienes fueron los culpables de que yo me enamorara de ella.


Continué diciendo que después de las otras experiencias, que me habían hecho neutral ante el amor, ella era diferente. Ella era a quien estaba buscando, bueno no exactamente buscando. Pero en sueños la había descrito, simplemente no pude darle mayor explicación de porque había sido ella. Hablé de las cosas que habíamos hablado ella y yo, de lo que habíamos vivido hasta ese momento. Sólo que había un impedimento que no me dejaba continuar así. El me dijo que no importaba la distancia ni otras cosas, si el amor era puro lo demás salía sobrando. No quedé muy convencido de su argumento, ambos nos fuimos a nuestras casas.


Al tiempo que caminabamos el preguntó: ¿Por que ella? ¿Por que no alguien con quién si puedas estar? No supe que responderle, esbocé una sonrisa y seguí caminando. El se empezó a reír y me dijo: Vaya que te has enamorado y ésta vez te pegó fuerte. No he sabido que hacer después de aquella ocasión, ella sigue presente y no sé con certeza que llegue a suceder. Mientras tanto seguiré disfrutando de lo que pasa y que el tiempo defina las cosas. Le contesté finalmente. Me deseo suerte, me abrazó y me dijo: Hermano, tu tranquilo, las cosas se pondrán a tu favor ya lo verás.


Continué sonriendo y al momento no paro de recordarla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario